Demostrada la utilidad
imprescindible de llevar el cuchillo consigo, el hombre de campo buscó
la forma de hacerlo sin que le molestase
en sus movimientos naturales para desenvolverse con
soltura, y tal que “saliese cortando’. El salir cortando significaba
poderlo desenvainar sin tropiezos y listo para cualquier circunstancia,
por más apremiante que ésta fuese. Por lo tanto, el cuchillo pudo ser
transportado por una persona de las siguientes maneras que lo mantenían
a su alcance.
- En el tirador o cinto y a la espalda: esta fue la forma lógica y vulgar de transportarlo. Se lo hacía atravesado en la cintura, con una inclinación marcada de derecha a izquierda y con su punta para abajo. El filo del cuchillo quedaba para arriba. El cabo asomaba por el flanco derecho del sujeto que le llevaba.
- En el tirador o cinto y hacia adelante. Es ésta, también, una de las formas corrientes de llevarlo. Se le ubicaba en la parte media (más o menos) de la línea del ombligo a la cadera diestra. Se le colocaba de arriba a abajo y con una menor inclinación de derecha a izquierda que en el caso anterior. El filo iba para abajo. Por lo general, era un cuchillo pequeño el que se llevaba allí, manuable, empleado en menesteres insignificantes de la vida diaria, como el cortaplumas en nuestros días.
- En la sisa del chaleco. Esta manera de llevar el cuchillo fue más bien de la gente allegada a las poblaciones que de la del campo. Del paisano urbano -como decía Rodolfo Senet- o “gaucho a pie”. Si el sujeto era derecho en el manejo del arma, lo colocaba en la bocamanga izquierda del chaleco, de manera de poderlo desenvainar con limpieza en un momento de apuro. El filo quedaba para adelante.
- En el recado. En el recado sólo se llevaba el cuchillo carnero o la fachinera, es decir, los de grandes dimensiones. Se les acomodaba entre la carona y el basto o lomillo. La esgrima de la caronera era semejante a la del sable. Su mango iba hacia adelante y con el filo hacia la izquierda del caballo o sea el lado de montar.
- En la liga. El
cuchillo pequeño que a veces se llevó en la cintura y hacia adelante en
la época de la bota de potro, se supo también llevar en la liga que
sostenía erguida a la caña de éstas.
Más tarde, y aún en esos mismos años, las mujeres del país solieron llevarlo en la liga de las medias. Me refiero a las mujeres aquellas que fueron compañeras del gaucho, o compañeras del paisano morador de los suburbios pueblerinos. En un caso cormo en otro estaban expuestas al desierto bravío o a las adversidades de la vida orillera, donde, la mayoría de las veces, debían hacer “la pata ancha” y defenderse solas. Para poderlo hacer debían llevarlo a mano y, para ello, lo transportaban en la liga de la media, con el filo para atrás si estaba en la pierna derecha, y el filo para adelante si estaba ubicado en la pierna izquierda, cosa de que saliese “cortando’ como el cuchillo de los hombres, en cualquier parte que se le llevase.
Texto extraído del libro “Esgrimo criolla”, de Mario López Osornio. Edición de Silvia García. Ediciones Nuevo Siglo S.A. - Año 1995- Bs. As.
gracias
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