En el mundo de los cuchillos o, mejor dicho, de las armas blancas, el cuchillo criollo argentino tiene un lugar de respeto ganado gracias a su estilo propio y casi exclusivo de estas tierras. Pero, dentro de los cuchillos criollos hay distintas formas que reciben distintos nombres y sucede que muchas veces estos se confunden.-
Antes de marcar
diferencias entre formas y nombres me parece importante aclarar que en
nuestro país el gaucho propiamente dicho no fue hombre de poseer
cuchillos de gran lujo. Acorde con su pobreza, la mayoría de las veces,
el arma blanca del gaucho estaba confeccionada con las hojas de sables
rotos, tijeras de tuzar o pedazos de acero de distinta procedencia. Por
el contrario, quienes portaban facones con cabo de plata y hojas de
acero toledano o alemán, fueron los estancieros, ricos terratenientes de
la época. En nuestra zona, el hombre de campo, inmigrante europeo, no
tuvo la costumbre de portar un arma blanca como el gaucho bonaerense.
Los inmigrantes sólo vieron en el cuchillo una herramienta de trabajo
que les servía para cuerear un animal, cortar una estaca y cumplir con
las labores de la cocina. Es por eso que en nuestra región es muy
difícil encontrar dagas o facones antiguos y sólo encontraremos
cuchillas de hoja ancha pero que nada tienen que ver con el típico
cuchillo criollo.
Ahora, hablando de diferentes formas, dentro de los
cuchillos criollos podemos distinguir: facones, dagas, caroneros y
verijeros. El facón es un cuchillo de pelea de hoja aguzada, entre 25 y
40 centímetros de largo y de un solo filo, a veces con contrafilo cerca
de la punta. Pueden o no tener la hoja acanalada y aquellos que así se
presentan, generalmente, están hechos a partir de hojas de sables o
bayonetas. La mano de quien la empuña está protegida por una guarda con
forma de “S” o de “U” invertida. La diferencia principal con la daga es
que esta, a diferencia del facón tiene doble filo. Respecto de los
largos es muy variable y algunas llegaban a ser verdaderas espadas mas
que cuchillos. El facón más emblemático de nuestro país, es el que le
regalara Adolfo Alsina a Juan Moreyra, y que tiene un largo total de 84
centímetros. Esto, si tenemos en cuenta que las dagas y facones eran
todos distintos, suponía una ventaja para quien lo usara ya que podía
herir desde mayor distancia.
El caronero era un cuchillo que por su
largo el gaucho no lo portaba sino que lo llevaba entre las “caronas”
del apero (de allí su nombre) y que sólo sacaba en el momento de la
pelea a caballo. También la mayoría de las veces estaba hecho con hojas
de sables rotas. Para la labor diaria, cortar tientos y churrasquear, el
gaucho usaba el “verijero” así llamado por portarlo cruzado en la parte
delantera de la faja o tirador, contra la ingle llamada vulgarmente
“verija”.
Respecto de dagas y facones el gaucho los llevaba cruzados
en la espalda con el filo hacia arriba. Según José Hernández, en el
“Martín Fierro”, el gaucho debía llevarlo “de modo que al salir salga
cortando”. Algunos han interpretado que se refería a llevar el filo
hacia arriba, otros a que debía estar listo parar herir lo más rápido
posible.
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