José Valle Armesto |
El día 2 de marzo de 1960 (miércoles), en la primera plana del diario gijonés "Voluntad", se publicó una foto-noticia en la que se informaba: "En los astilleros de la Constructora Gijonesa, S. A., se procedió en el día de ayer a la botadura del 'Lago Como', el mayor buque construído hasta el momento en dicha factoría. Desplaza cerca de 3.000 toneladas y es un fiel reflejo del progreso industrial de nuestra villa marinera".
En la quinta plana del mismo número, se insertaron dos esquelas, a propósito del fallecimiento, "en Gijón, a las doce horas del día 1 de marzo de 1960, a los noventa años de edad", de José Valle Armesto, "presidente del consejo de administración de la S. A. José Valle Armesto". ¿Cuál es la relación entre la noticia naval y el óbito? La constatación de que Gijón había sido (y aún lo seguía siendo) una población industrial puntera en España, en la que lo mismo se hacían barcos que chocolate, primorosos trabajos en cristal y porcelana que jabón, con potentes sectores en alimentación, bebidas, tabaco, textil, artes gráficas, madera y transformados metálicos, entre otros.
Nueve años después, en la zona de Los Campos, un gallego nacido en la llamada Casa Vale de Vilaseca (Lugo), José Valle Armesto, puso en marcha un taller para fabricar el abrelatas que denominó "El Explorador Español", que había patentado, considerado ahora una de las piezas esenciales en la historia del diseño industrial español. De esta forma, las latas de las conserveras gijonesas también se podían abrir con un abrelatas fabricado en Gijón para el mundo. Tampoco hay que olvidar que Mateo Alvargonzález, de la familia gijonesa fundamental para entender el desarrollo económico de la villa a lo largo del siglo XIX, fue el primer conservero español que utilizó los envases de hojalata menos de tres décadas después de que el comerciante británico Peter Durand inventara los envases metálicos para los alimentos en conserva que se destinaban para avituallar a las tropas en campaña. José Valle Armesto se casó dos veces -tuvo tres hijas y un hijo-, en segundas con María Luisa Trabanco Pérez, con quien tuvo una hija, María Jesús Valle Trabanco, que es quien acabó heredando la empresa que había gestionado su padre durante más de medio siglo. La última vez que se renovó la patente de "El Explorador Español", en la Oficina Española de Patentes y Marcas, fue el 31 de agosto de 1966.
la memoria descriptiva de "un útil perfeccionado de aplicaciones varias", podemos leer: "Un útil o dispositivo de sencilla construcción y manejo que aún en contraposición de su mínimo peso y volumen, reúne notables ventajas por estar estudiado especialmente para que pueda tener cuatro aplicaciones diferentes, siendo de extraordinaria utilidad para las amas de casa y también para emplearlo en viajes, días de campo, excursiones, etcétera". El abrelatas patentado por José Valle Armesto permitía, además de abrir latas, ser utilizado "en la perforación de latas de conserva mediante una ligera presión (...) Este hecho permite extraer por tal incisión el contenido de los envases sin necesidad de efectuar su apertura total". También podía ser utilizado "como destornillador de poca fuerza" y para abrir las botellas conocidas por "tapón corona". "Sin estudios" José Valle Armesto "sin estudios, se hizo a sí mismo", explica su hija María Jesús Valle Trabanco. Hijo de una familia de campesinos salió de Vilaseca, con pocos estudios, para "servir al Rey". Al terminar el servicio militar trabajó de viajante y en 1906 ya tiene una empresa en Gijón para fabricar su abrelatas, "con un socio capitalista que falleció al poco tiempo", afirma su hija. Tras un breve periodo en la zona de Los Campos, José Valle Armesto trasladó su taller a la entonces calle de Cifuentes (ahora de Manuel Llaneza y, tras la Guerra Civil, de Calvo Sotelo). "La mayoría de los empleados de papá eran mujeres y él iba todos los días, sin falta, pero no a la oficina, estaba siempre en el taller, controlando la fabricación".
Durante varias décadas la firma José Valle Armesto, S. A. no escatimó en publicidad y eran frecuentes los anuncios insertados en la prensa nacional alabando sus artículos: "El abrelatas de bolsillo 'El Explorador Español' salva de muchos apuros. Con él se evitan molestias innecesarias. Cumple su misión a las mil maravillas. Ocupa escaso espacio en el traje. Y presta excelentes servicios. Su fama se cimentó, precisamente, por su eficaz aprovechamiento. Es, realmente, insustituible. Y conviene llevarlo encima para, en cualquier momento previsto, utilizarlo". Pero del taller de José Valle Armesto también salieron "tapones de porcelana para botellas de gaseosa" y llaves de alambre para latas de conservas. "Era tal la cantidad de pedidos, sobre todo para las conserveras gallegas, que no se daba abasto", rememora María Jesús Valle Trabanco, que trabajó en la oficina de la empresa de su padre.
Desde el taller de la calle de Calvo Sotelo, número 35, también salió la denominada "llave universal" para abrir latas de conserva con pestaña, que "después se recupera haciéndola girar en contrario". Al empresario gallego, que hizo fortuna con sus productos, le gustaba la caza y la pesca, tenía un coto de caza por la parte de Vilaseca que frecuentaba, y fue socio del Real Club Astur de Regatas. Ya antes de la Guerra Civil era un personaje popular en la zona lucense de Fonsagrada, como lo demuestra que el 25 de octubre de 1931, en "El Pueblo Gallego", se publicase su llegada, en tren, para pasar una temporada en su casa de Vilaseca, entonces concello de Negueira.
Desde el taller de la calle de Calvo Sotelo, número 35, también salió la denominada "llave universal" para abrir latas de conserva con pestaña, que "después se recupera haciéndola girar en contrario". Al empresario gallego, que hizo fortuna con sus productos, le gustaba la caza y la pesca, tenía un coto de caza por la parte de Vilaseca que frecuentaba, y fue socio del Real Club Astur de Regatas. Ya antes de la Guerra Civil era un personaje popular en la zona lucense de Fonsagrada, como lo demuestra que el 25 de octubre de 1931, en "El Pueblo Gallego", se publicase su llegada, en tren, para pasar una temporada en su casa de Vilaseca, entonces concello de Negueira.
El 19 de marzo de 1956 se celebraron los cincuenta años de la empresa y los trabajadores regalaron una placa de plata a quien había patentado el abrelatas más famoso y utilizado en España.
"Hasta el final papá iba a la empresa todos los días", recuerda María Jesús Valle Trabanco. "Vivía en la calle de Eladio Carreño, pero como ya caminaba con dificultad, todos los días lo llevaba un taxista, Senén, que le daba una vuelta por Gijón mientras le cantaba tonada". También recuerda la hija más pequeña de José Valle Armesto que "siempre que veía a un afilador echaba a correr para falar en galego, nunca perdió la relación con Galicia". Tras la muerte de José Valle Armesto se hizo con las riendas del negocio el marido de María Jesús Valle Trabanco: José Luis Pérez Joglar, que había sido viajante de la Ferretería Vasco-Asturiana. A él se debe el "Abrelatas Universal de Usos Múltiples".
Pero el paso de los años dejó obsoleta la producción en José Valle Armesto, S. A., que, tras un traslado a Roces, acabó cerrando. Pero esta ya es una historia caribeña.
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