Carlos Campana - las2campanas@yahoo.com.ar |
Los litigantes se llamaban Julio Leónidas Aguirre (un joven profesor del Colegio Nacional) y José M. Usandivaras (un destacado político y militar). Toda la ciudad habló de este duelo antes y después del mismo.
Reto al destino
El incidente ocurrió en la sede del Club Social, un domingo por la tarde y se originó porque el profesor Aguirre interpretó mal algunas palabras dichas por Usandivaras. Ambos discutieron y Aguirre no tuvo mejor idea que desafiar a su contrincante a un duelo ante la mirada atónita de varios amigos en común.
Usandivaras recogió el guante y aceptó el reto. Algunos amigos quisieron calmar los ánimos de aquellos jóvenes pero los dos dejaron en claro que debían enfrentarse en algún lugar.
Al día siguiente, un halo de misterio envolvió aquel lance entre estos dos hombres. Ambos se enfrentarían, pero la mayoría de sus allegados ignoraban el sitio y la hora del enfrentamiento.
Los padrinos se reúnen
Los duelistas Usandivaras y Aguirre, se reunieron con sus padrinos. Luego de una corta discusión, los reunidos concertaron las condiciones para el enfrentamiento que fueron las siguientes: a espada, afilada una cuarta de la punta hacia la empuñadura y el primero que lastimara al contrario, se le llamaba “a primera sangre”.
El duelo tendría lugar el miércoles a las cuatro y media de la tarde, en el sitio que los padrinos eligieran. Se seleccionó como médico de aquel encuentro al destacado doctor Zelaya.
El lugar elegido por los padrinos fue un alejado lugar denominado "El Challao".
A la hora señalada
Fieles al cumplimiento del compromiso, aquel miércoles por la tarde los duelistas, con sus respectivos padrinos y el médico, partieron en dos carruaje alquilados con ese fin, en dirección a los campos del Challao.
El paraje donde estaban situados los baños de aquel nombre fue el sitio designado para que tuviera lugar el enfrentamiento. Cuando llegaron los padrinos buscaron una de las varias casas que poseían las familias más acomodadas de la alta sociedad mendocina. En estas propiedades, durante el verano, se establecían para pasar las vacaciones, pero en aquel momento muchas de ellas se encontraban deshabitadas.
Los hombres en pugna eligieron para su duelo la del ex gobernador de la Provincia, don Carlos González.
Titanes con espadas
Allí, en la casa de González, en un vasto corredor que miraba al naciente se situaron los duelistas y sus compañías.
A la tercera palmada debía empezar el duelo. Los contrincantes estaban muy nervioso y sonó la primera, los dos adversarios se situaron frente a frente, apoyando el extremo inferior de las espadas en tierra. El ruido de la segunda palmada indicó el acto de ponerse en guardia.
Se oyó la tercera y, casi simultáneamente, Aguirre, nervioso, irritado, impaciente, atacó con una estocada que Usandivaras sacó. Al mismo tiempo, la espada de éste golpeó e hirió a su contrario en el frontal con una cuchillada que hubiera sido terrible de no haber pegado en el hueso que tocó levemente. Otra palmada sonó, cesando el duelo.
Julio L. Aguirre, quien resultó lastimado, no se cayó al suelo y fue atendido inmediatamente por el doctor Zelaya que le practicó los primeros auxilios allí mismo, ayudado de los padrinos de ambas partes.
Como era de costumbre en aquellos tiempos se labraba un acta que dejaba constancia del duelo y del ganador del mismo.
La herida de Aguirre no fue de gravedad. Poco después, la comitiva regresó hacia la ciudad. Había quedado muy claro que Usandivaras era el vencedor de aquel duelo.
En 1889, el profesor Julio L. Aguirre y José M. Usandivaras se encontrarían otra vez pero no para batirse a duelo, sino para hacerse verdadero amigos.
http://www.losandes.com.ar/article/duelo-en-el-challao
Muy bueno, muy lindo como esta escrito, y como se encuentran aun las tradiciones que nombra el relato, como lo de espadas al suelo así como "a primera sangre".
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